martes, 30 de julio de 2013

Relación del concejo de El Franco con la guerra de la independencia y la Junta General del Principado

RELACIÓN DEL CONCEJO DE EL FRANCO
CON LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Y LA JUNTA GENERAL DEL PRICIPADO



   El motivo de este escrito viene dado por la reunión celebrada en el Auditorio As Quintas de La Caridad, el día 4 de diciembre de 2012, en homenaje a D. Andrés Ángel de la Vega Infanzón, y reconocimiento histórico de La Braña y Miudeira, sedes de la Junta General del Principado durante la Guerra de la Independencia, reunión presidida por la alcaldesa Dña. Cecilia Pérez Sánchez y el presidente de la Junta, D. Pedro Sanjurjo. Unos 2 años antes, en el mismo auditorio, D. Perfecto Rodríguez Fdz., había dado un interesante informe, sobre este mismo personaje.
En relación a estos actos he creído oportuno publicar este artículo para general conocimiento y tener noción en nuestro concejo de esta guerra y personas que intervinieron en ella, de las que una, muy importante, fue D. Andrés Ángel de La Vega Infanzón, nacido en Sueiro (parroquia de San Juan de Prendonés), en el año 1768. Pero antes de entrar de lleno en este tema, hagamos un pequeño preámbulo histórico del origen de la invasión francesa: Al iniciarse el año 1808 reinaba en España Carlos IV, delegando su gobierno en Godoy, personaje que rechazaban casi todos los cortesanos, por no estar de acuerdo con su proceder. Al mismo tiempo era príncipe de Asturias, Fernando, hijo del rey, que ambicionaba ocupar el trono de su padre, hasta que consiguió su abdicación. Por esa misma época se encontraban expandidos por España diversos cuerpos del ejército francés, que habían entrado en nuestro país, con la intención, o disculpa, de invadir Portugal y la intención secreta de Napoleón I, rey de Francia, de hacerse con el poder de España en beneficio suyo, cosa que consiguió, debido al conflicto dinástico entre Carlos IV y su hijo Fernando, llevándose a toda la familia real a Francia, donde fueron recluidos en un castillo, en Bayona, haciéndoles renunciar a la corona de España a favor de Napoleón, quien nombró rey de la nación española a su hermano José (José I), siendo reconocido legítimo por los afrancesados. Así de sencillo, los franceses invadieron España.
Como no podía ser de otra forma, el día 2 de mayo de 1808, las juntas revolucionarias del pueblo español, creadas al efecto, se alzaron contra el invasor, con todas las armas a su alcance, dando comienzo la guerra de La Independencia, en la que Asturias fue pionera en organizar una Junta Suprema, por ausencia del rey, declarando la guerra a Napoleón. Si alguna guerra puede ser justa y hasta lógica, lo fue esta que emprendieron los españoles en defensa de su patria contra los invasores franceses, obligando a José I, a huir del país. Terminada la guerra, que duró unos 6 años, Fernando VII regresó, de su cautiverio, a España y, después de muchas vicisitudes, logró restablecerse como monarca absoluto de la nación española, incluso prohibiendo que su padre, Carlos IV, volviera al país.
Pero, además de este preludio, tengo a mano unos escritos –en negrita- de D. Perfecto Rodríguez Fdez., que confirman los abusos de Napoleón, escritos fechados en Oviedo el 25 de mayo de 1808, que dicen literalmente así: “El marqués de Santa Cruz de Marcenado, el conde Marcel de Peñalba, Álvaro Florez Estrada y Juan Arguelles Toral. En representación de la Junta General del Principado de Asturias, narran los abusos de Napoleón y su usurpación del trono español. Autorizan al vizconde de Matarrosa y a Andrés Ángel de la Vega como representantes de la Junta ante el Rey de Gran Bretaña e Irlanda, pudiendo aquellos actuar con plena libertad en nombre del organismo al que representan.” Siguen después las fechas, firmas, sellados y rubricados para presentarlo al rey don Fernando VII.
Por esta misma causa, la Junta General del Principado, redacta el siguiente comunicado: “La Junta General del Principado de Asturias, compuesta de los representantes de todos sus concejos o partidos, en vista de las circunstancias anárquicas en que todo el Reyno se halla, después que oprimidos y violentados sus Reyes, han hecho cesión de sus derechos a la Corona de España e Indias en Napoleón Bonaparte, con ilimitadas facultades de disponer de ella a favor de quien le pareciere, y no debiendo de acceder a esta cesión, por tantos títulos ilegítima, ha reasumido en si la soberanía y establecido independiente del actual Govierno, luego que supo que éste exercía sus funciones a nombre de Napoleón, declarando que en la Junta reside la suprema potestad entretanto es restituida al trono la dinastía de los Borbones, a quien ha renovado y renueva el juramento de fidelidad. En consecuencia ha resuelto oponerse con las armas, y ha declarado solemnemente la guerra a los franceses, cierta la Junta que se le reunirán las demás provincias de la Península, en que reyna el mayor descontento y la más viva agitación de todos los ánimos, manifestada ya en la voluntad de oponerse a la esclavitud en que Francia quiere encadenar el Reyno, colocando en él un Soberano de la familia Bonaparte, para llevar adelante sus miras de ambición sin límites y de dominación universal. Por tanto la Junta General, confiando muy particularmente en los grandes auxilios que en defensa de tan buena e injusta causa, a efecto de que se presenten a S. M. para manifestarle todos los acontecimientos y acordar cuanto conduzca al objeto propuesto, confiere sus plenos y amplios poderes sin limitación para concluir quantos tratados sean precisos, que la Junta habrá por firmes, como si con ella se hiciesen, a los señores don José Queypo de Llano, vizconde de Matarrosa, (más tarde, Conde de Toreno) y don Andrés Ángel de la Vega, a quienes autoriza como tales plenipotenciarios, sin ninguna restricción de sus facultades.
Una vez hecho este preámbulo, vayamos a la familia Vega Infanzón. Fueron tres hermanos: D. Diego (el único que se casó) intendente de Marina en El Ferrol; D. Nicolás, alto empleado de Hacienda, y nuestro protagonista, D. Andrés Ángel. Existe de él una partida de bautismo, redactada, más o menos, así: “Mes de marzo año de mil setecientos sesenta y siete yo Raimundo Gallol Villaamil presvítero de la parroquia de S. Juan de Prendonés. Con licencia expresa de D. licenciado Gaspar de Jobe cura de otra parroquia Bautice solemnemente un Niño que nació Día primero de este mes púsosele Nombre Andrés Ángel José es hijo legítimo del licenciado Don Fernando de la Vega y Dña María Bernarda Infanzón y Sierra, vecinos del lugar de Suero vecina de dicha parroquia naciendo aquí en el citado lugar. Fueron sus padrinos Don Tomás García Siñeriz y Dña. María Infanzón y Sierra Hermana de la madre del bautizado, residente en la Jurisdición de Montealegre, concejo de Castropol, y Don Tomás vecino de Cacavelos en el expresado de Navia: adviérteseles su obligación y lo más que ordena el Ritual Romano. El Licenciado Raimundo Gallol Villaamil”. (Esto es lo que pude traducir de esta partida, escrita a mano y muy difícil de interpretar). Cuando tenía 11 años, en 1779, la familia se traslada a Oviedo, donde D. Andrés estudió el bachillerato y se doctoró en Derecho Canónico (1793). Antes había sido profesor de la Universidad en varias de sus materias. Terminados sus estudios se estableció como abogado. Fue también presidente y director de la Academia de Derecho de la Universidad de Oviedo. En 1792 y en 1794 fue elegido vocal de la Junta General del Principado de Asturias, y en 1796 obtiene la plaza de Regencia de Leyes. En 1801 entró a formar parte de la Sociedad Económica de Amigos del País, siendo elegido segundo secretario de la misma. La Junta General le designó, junto con José María Queipo de Llano, -vizconde de Matarrosa y luego Conde de Toreno-, para ejercer de embajadores en Inglaterra, solicitando la intervención de los británicos en contra de los invasores franceses. En 1809 fue designado secretario de la Junta Superior de Armamento y Defensa de Asturias. En 1812, tras la proclamación de las Cortes de Cádiz, fue elegido diputado a Cortes por Asturias, y entre sus ocupaciones estuvo la de redactar el Reglamento de Regencia. Fue uno de los diez asturianos elegido representante por Asturias, que participó en las Cortes, aunque sólo siete firmaron el manuscrito de la Constitución, entre ellos, D. Andrés Ángel. Además fue procurador y juez primer noble, con gran reputación. Al sobrevenir la invasión francesa, su Embajada, enviada a Londres, consiguió de Inglaterra auxilios para la lucha contra los invasores franceses, desempeñando, al año siguiente, el cargo de secretario de la Junta Superior de Armamento y Defensa de Asturias. Vega Infanzón fue de los grandes del Principado que se prestaron, con todo entusiasmo, para organizar la defensa nacional. De sus muchos trabajos como escritor, parece ser que han desaparecido bastantes manuscritos, aunque puede que quede alguno impreso. Sólo llegó a publicarse el mencionado reglamento de Regencia. (Esta familia de los Vega Infanzón pudo estar relacionada con la casa de los Omaña en Boimouro, puesto que, parece ser, que también se llamaba casa de los Infanzón, pero no he obtenido ningún informe documentado sobre esta posibilidad).
Durante esta cruel y brutal invasión francesa, el occidente de Asturias tuvo mucha incidencia por los desastres ocasionados por los invasores: el concejo de El Franco fue invadido tres o cuatro veces, atacando las iglesias y rectorales de todas las parroquias, concretamente en la rectoral de Miudes, siendo párroco D. José Fernández Campa, pero también en otras muchas parroquias del occidente asturiano. Pero, lo más llamativo fue que la Junta General del Principado, debido a que en Oviedo no podía celebrar las sesiones, dada la situación delicada de la guerra, se trasladaron al occidente, donde celebraron sesiones en varias parroquias, entre ellas, en la de La Braña y Miudes, concretamente en Miudeira, aunque también en Coaña (Mohías); en Castropol (Figueras); en Vagadeo, y puede que en alguna más. En la parroquia de La Braña La Junta celebró 4 reuniones los días 16 y 18 de marzo de 1811, en las que se decretaron varios memoriales, por las noticias recibidas del retroceso enemigo a Tineo, por lo que la Junta acordó instalarse en Miudeira, donde permaneció los días 19 y 20 de marzo del mismo año y celebraron 2 reuniones, acordando varios asuntos y, por haber tenido conocimiento del regreso de los enemigos sobre Salas, decidió la Junta, aquella misma tarde, volver al lugar de Mohías. Con certeza no se sabe, ya que no existe constancia, pero se cree que en La Braña las reuniones tuvieron lugar en la antigua rectoral y, en Miudeira, hay quien opina que pudieron ser en el palacio de los Castropol, aunque no existe constancia -y, además, pertenece a Miudes-, o en la llamada Casa de las Señoritas de Miudeira, (hoy totalmente en ruinas y sin saber de ningún familiar), casa de gran abolengo por aquella época, aunque, tiempo después, dicha casa y las propias Señoritas acabaron en la ruina total, por haber sido explotadas y engañadas por ciertos, digamos, aprovechados de la ignorancia y confianza de aquellas mujeres (Tengo publicado un escrito sobre ellas y la casa, donde se explica brevemente –entre otras cosas-, un poco la historia y origen de esta familia y la casa. Ver el libro de fiestas de Miudeira, año 2003).

   Resulta un tanto curioso que no se sepa más de esta guerra, aunque últimamente se está investigando sobre ella, pero queda mucho por saber. Concretamente nos venimos a enterar ahora que en El Franco hubo personajes, como los Vega Infanzón, tan cercanos que nada sabíamos de ellos y que tanta transcendencia tuvieron en esta contienda. El pueblo de Sueiro nunca se ocupó, ni tenía,

                              Vista parcial de Sueiro
 seguramente, mucho conocimiento de esta familia, debido a que se trasladaron a Oviedo cuando D. Andrés contaba sólo 11 años –entonces Oviedo quedaba muy lejano- y se cree que no volvieron a su pueblo, dando la impresión de un olvido total. No se sabe que hicieran algo por Sueiro, ni siquiera ayudarles a reparar el puente que tantas veces destruyó el río, quedando, por así decirlo, prácticamente aislados, en aquel precioso, pero solitario valle. No obstante, los méritos históricos de estas personas están ahí y tienen una enorme transcendencia para la historia de Asturias, España y, como no, para nuestro concejo: al fin y al cabo, fueron nuestros convecinos, naturales del municipio. D. Andrés Ángel murió en Cádiz en septiembre de 1813, a causa de la epidemia de fiebre amarilla, casi no se sabe en qué circunstancias, con el fin de evitar –se dice- la huida de otros diputados, debido a la peste. Sus restos descansan en un mausoleo que el ayuntamiento de Cádiz preparó en el cementerio de la ciudad, sobre el año 1880, en memoria de los diputados de las Cortes, fallecidos entre 1811-1813. Hubo otros personajes importantes, también vecinos de Sueiro, como los Siñeriz, de quienes nos ocuparemos en otra ocasión. Yo opino, aunque no está en mi hacerlo, que debiera dedicársele una calle en La Caridad a D. Andrés Ángel de La Vega Infanzón; aunque también se dice que, siendo un personaje tan importante para la Historia, nada influyera por el municipio de El Franco, en su pueblo natal de Sueiro, cuando, seguramente lo podría hacer para llevar a efecto ciertas mejoras en aquel poético lugar, de las que tanto carecía, dejando así huellas en su tierra de origen. Esta es una opinión personal, por si fuera factible.