jueves, 24 de mayo de 2012

SOBRE LA TOPONIMIA DEL NOMBRE DE LA CARIDAD (A CARIDÁ-MOHICES EN EL CONCEJO DE EL FRANCO)


Escuela, polideportivo y jardines de Arboces



Parte exterior izquierda de la antigua plaza del mercado de La Caridad


Aunque en mi libro “Antes y ahora del concejo de El Franco” se hace una breve alusión al topónimo de La Caridad, esta referencia resulta ser, por razones de espacio, muy poco explícita para una materia tan interesante como es la investigación del posible origen y significado del nombre de La Caridad conque se conoce en la actualidad, desde no hace mucho tiempo, la villa del municipio de El Franco, ya que el referido nombre, por las razones que fueran, fue adoptado paulatinamente a medida que iba desapareciendo el antiguo nombre de Moices, Moizes o Mohices, (transcripciones ortográficas altomedievales latinas). Basta decir que todavía hasta el año 1966, las partidas de bautismo de la parroquia se inscribían con el nombre parroquial de San Miguel de Mohices, y en ese año se pidió permiso al obispado para hacerlo con el de San Miguel de La Caridad. El topónimo de Mohices parece ser que le viene dado del hebreo Mohisés, -actualmente, Moisés-, aunque no se tienen noticias de la presencia judía en Asturias hasta el siglo XIII (habría que saber cómo se llamaba este lugar antes del mencionado siglo). Esta toponimia de Mohices pudiera estar relacionada con Miudeira, Miudes e, incluso, Mohías, de cuyos topónimos se sabe muy poco o nada, cuando a casi todos los pueblos del concejo se les puede asignar un significado más o menos concreto. Me atrevería a decir que todos estos topónimos pudieran derivar de Miudes, la parroquia más antigua y grande –llegó a abarcar Arancedo, La Braña e incluso parte de Cartavio- y la más importante e influyente de El Franco, desde tiempos inmemorables

Antes de entrar de lleno en este comentario, vamos a transcribir algunos fragmentos del interesante escrito de un Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, cuyo autor, D. Perfecto Rodríguez Fernández, profesor de la Universidad de Oviedo, ha tenido la gentileza de poner a mi entera disposición. Dice así literalmente:

La Caridad como nombre de lugar no empieza a usarse hasta época muy tardía y en todo caso posterior al siglo XVI. En cambio, La Caridad existía ya con cierta entidad como núcleo rural o villa en el siglo X, aunque con el nombre de Moizes. Enseguida veremos cómo el topónimo La Caridad es mucho más reciente, habiendo suplantado al primero después de un no muy largo periodo de convivencia.

Pasemos ahora a examinar muy brevemente el origen del topónimo de La Caridad. Es bien sabido que el nombre histórico de La Caridad es Mohices y que así a constado siempre en documentos oficiales, civiles y religiosos a lo largo de los tiempos, desde el siglo X en que aparece por primera vez hasta nuestros días, aunque algunos vecinos quizás ya no sepan que la parroquia se llama San Miguel de Mohices. (Como puede observarse, en este informe se habla del siglo X, no del XIII; aunque los judios pudieron hacer su presencia en esta zona antes del siglo XIII).

Pero, ¿cuándo y por qué aparece la nueva denominación? ¿Cómo empezó a prosperar en boca de los hablantes La Caridad hasta triunfar el uso cotidiano sobre la denominación oficial, Mohices?. Descartado ya el origen antiguo por no aparecer en ningún tipo de documentación anterior al siglo XVI, veamos si la historia del concejo o alguna tradición posterior arrojan alguna luz al respecto.

Examinada la abundante documentación posterior a esa fecha, recogida en gran parte por Marcelino Fernández en su monografía, se observa que tanto en el Asiento Real de 1583 como en las ordenanzas que los naturales del concejo se dieron a sí mismos en 1699, aún no aparece la nueva denominación de La Caridad, y sí varias veces Mohices, siendo el nombre de la feligresía o parroquia San Miguel de Mohices. En la documentación oficial de los siglos XVIII, XIX y primera parte del XX sigue apareciendo Mohices (según Marcelino Fernández). Después de la Guerra de la Independencia y de los vaivenes del reinado de Fernando VII, las sesiones del ayuntamiento empiezan a celebrarse ya con relativa frecuencia no en la capital del concejo, El Franco, sino en Mohices (también según Marcelino Fernández) hasta que definitivamente en 1852 pasó la capitalidad a la villa de Mohices (La Caridad). Así siguió denominándose en la documentación oficial hasta bien entrado el siglo XX e incluso hasta nuestros días (Según Nomenclatores de la Provincia y B. O. del Obispado de Oviedo). De todo ello se desprende que la denominación actual de La Caridad es muy reciente si se la compara con la oficial Mohices, y que se introdujo y se fue imponiendo naturalmente por vía popular. Fue la “vox populi” que al hacer de uso corriente el término nuevo acabó marginando la denominación oficial mucho más antigua. Pero aún está sin contestar la pregunta inicial de cuándo y por qué empezó a usar el pueblo el término La Caridad. Empecemos primero por la tradición para pasar luego a la historia.

Recoge Marcelino Fernández “que la imagen de la Virgen de La Caridad, colocada en esta capilla fue hallada en una fuente de Castello. Es pequeña y tosca en su hechura. Se celebra su fiesta el 31 de agosto, y a ella acudían hasta hace poco tiempo muchos romeros con sus ofrendas, los cuales no pasaban sin ir a Castello a beber agua de la fuente en la que se encontró la imagen. La fiesta fue decayendo, pues ya no acuden a la fiesta más que los de la feligresía y limítrofes” (según Marcelino Fernández). Fermín Bouza Brey en fecha mucho más reciente, a su paso por La Caridad, toma varios datos de los libros de fábrica de la iglesia y cuenta la misma tradición recogida de viva voz de los vecinos, describiendo incluso la imagen, de la que ofrece una fotografía. Escuchemos su relato: “Dice la tradición que hemos recogido entre el vecindario que tal nombre es debido al hecho singular de haber aparecido en la playa próxima (pues el pueblo se halla a inmediaciones de la costa cantábrica) hace muchos años una imagen de la Madre de Dios con la advocación de este nombre, y que, recogida por los vecinos de Mohices, le fue rendido culto bajo aquel nombre de La Caridad. En prueba de ello nos han llevado al lugar donde se guarda la imagen y hemos podido contemplar una interesante escultura de la Virgen María en pie con el divino Niño en el brazo izquierdo, mientras que con la mano del derecho extendido a lo largo del cuerpo recoge su manto para cobijar bajo él a un infante desnudo, en tanto del lado opuesto otro infante se pega a la Señora como amparándose en ella y bajo su protección. La imagen adelanta su rodilla izquierda ligeramente, determinando suave y gracioso movimiento del cuerpo. La talla, de época renaciente, es muy discreta y la impresión muy agradable. Puede datarse como de mediados del siglo XVI. Su pintura de época está muy deteriorada actualmente; pero el buen rostrillo y la corona, ¿de plata?, que la adornan bien claro indican que fue objeto de honda devoción popular. No puede dudarse de que se trata de representar a la Madre celestial bajo el aspecto de protectora del desvalido, ejerciendo, en efecto, la caridad entre los hombres” (según Fermín Bouza Brey). Señala a continuación muy acertadamente que no es inverosímil el que haya aparecido la imagen en la playa (en Castello según la tradición recogida por D. Marcelino), porque en las fechas a que pertenece la imagen y posteriores fueron llegando algunas a la costa cantábrica a causa de haber sido arrojadas al mar durante las sucesivas persecuciones protestantes contra los católicos de Inglaterra y norte de Irlanda. Así esta tradición popular podría justificar al menos la aparición del nombre.

Veamos ahora si hay algún dato histórico que pueda confirmar en parte esta tradición o simplemente justificar la aparición del topónimo La Caridad. La capilla a que alude D. Marcelino en su relato, en la que se había colocado la Virgen de La Caridad, es la actual capilla de La Caridad situada a la derecha según se entra en la iglesia vieja. Esta capilla fue hecha en 1738 por los vecinos y el cura por procedimiento de urgencia y sin las debidas licencias, aprobándola después como hecho consumado el provisor de Oviedo “para que puedan bendecir la capilla nuevamente fabricada en su iglesia, y que se colocó en ella la devota imagen de Nuestra Señora de La Caridad” (según Marcelino Fernández) y apercibiendo al cura y feligreses para que en lo sucesivo no se entrometan en fabricar capillas sin licencia del obispo, “siendo castigados con la pena de ciento cincuenta maravedís si en adelante lo hicieran”. En realidad, la construcción de esta capilla supuso una revolución total en la estructura del edificio de la primitiva iglesia muy reducida, ampliándose la nave central con el pórtico y la torre que culmina el maestro Roque Méndez Quadrado en 1760. Diez años después, en 1770, se colocó el retablo de la capilla mayor, hecho por el famoso retablista o “santeiro” de Matafoyada Juan López de Acevedo, (datos recogidos por Bouza Brey). Así, pues, esta entronización solemne de la Virgen de La Caridad supuso un renacimiento del culto a la Virgen bajo esa advocación, colocándose la imagen en lugar destacado, a la entrada del templo totalmente remodelado. La devoción popular y los romeros con su continuo peregrinar y sus ofrendas a la Virgen de La Caridad fueron dando cuerpo a la nueva denominación del lugar. No importa si la causa desencadenante fue realmente la que señala la tradición, cosa nada inverosímil, u otra parecida; el hecho cierto es que la iglesia de San Miguel de Mohices, a medida que se va incrementando el fervor mariano, se irá transformando para el pueblo en la iglesia de La Caridad. La sustitución del topónimo Mohices, de origen desconocido, y sin ninguna connotación popular, por La Caridad (si la fe mueve montañas, con más facilidad podrá cambiar un topónimo) fue produciéndose espontáneamente en boca de los vecinos y visitantes, aunque no en la documentación oficial, durante todo el siglo XIX, para culminar definitivamente en el XX. Hay un hecho curioso. En 1.852 el Ayuntamiento se trasladó oficialmente de El Franco a la villa de Mohices, según rezan los documentos, pero el pueblo ya le llamaba La Caridad. A partir de ese momento, con los aires de modernidad y el prestigio que suponía ser la capital del concejo, La Caridad se fue decantando y fijando como nombre definitivo. Ya en 1868, con motivo del destronamiento de Isabel II, siendo alcalde y presidente de la Junta Soberana del municipio D. Bernardo Carvajal y Trelles publicó un bando “a los ciudadanos de la villa y concejo de La Caridad para que secunden el glorioso y patriótico alzamiento nacional” (según Marcelino Fernández). Se puede observar cómo los fervores revolucionarios hacen al munícipe emplear el nombre ya de uso corriente, aunque no oficial, cometiendo incluso el error de llamarle al concejo “de La Caridad”. A finales del siglo pasado, cuando D. Marcelino Fernández escribía “El Franco y su concejo” (1898) ya estaba totalmente normalizado el uso de La Caridad, siendo Mohices un arcaismo de la documentación oficial.

El topónimo LA CARIDAD surge muy probablemente en el siglo XVIII, coincidiendo con el florecimiento del culto a la Virgen de La Caridad, afianzándose durante el siglo XIX, para ser de uso corriente en la actualidad”.

Hasta aquí la información del Sr. Rodríguez Fernández, confirmada por opiniones anteriores, más o menos fundadas, de Marcelino Fernández y Fermín Bouza Brey. Sin embargo, aunque resulte reiterativo, voy a permitirme exponer, como ciudadano de a pie y basado en los referidos escritos y en numerosas informaciones populares muy remotas y otras de mucha más actualidad, otra versión, no muy distinta, de esta historia, en la que el lector podrá apreciar ciertas diferencias significativas con relación a lo expuesto sobre esta simpática tradición, sin que ello signifique menosprecio, ni mucho menos poner en duda la amplia trascripción del exponente anterior, digno, lógicamente, de tener muy en cuenta, dada la relevancia de sus autores.

Como se puede ver, en el informe anteriormente expuesto, se da a entender que se desconoce el significado del topónimo de Mohices, por lo que lo dejamos así, pasando a nuestra versión sobre la toponimia de La Caridad. Todos recordamos la simpática fiesta de la Virgen de la Caridad en ARBOCES el día 31 de agosto, que era pedida por los vecinos de este pueblo, quienes recorrían casi todo el concejo, llevando por las casas la simpática imagen aparecida, al objeto de sensibilizar a la gente y recaudar fondos, con el fin de sufragar los gastos para la referida fiesta. Al principio se celebraba, parece ser, como una gran romería, en Arboces, luego pasó a La Caridad y la verbena continuaba siendo en Arboces, una hermosa verbena digna de poetizar y encantar por algún poeta que la viviera, como lo hizo, en ocasiones, desde Radio Luarca, el nativo de Viavélez y vecino de Ribadeo, D. José Pérez Malén. En ella actuaron muy buenas orquestas y conjuntos musicales que alegraban la comarca hasta la alborada. Los últimos años, por resultar más práctico, se celebraba todo en Arboces. Actualmente no se hace ésta, tan tradicional, festividad patronal de los vecinos de este pueblo, cuyo origen se remonta a los siglos XVI o XVII. La historia, como todas las tradiciones, es sumamente simpática. Tenemos que remontarnos, digo, a los referidos siglos, cuando, parece ser, que la imagen de la Virgen en cuestión, apareció junto a una fuente en la playa de ARBOCES. El motivo parece que fue, según algunas opiniones, que por esa época tuvieron lugar las persecuciones protestantes contra los católicos en Inglaterra, por lo que muchas imágenes de la Virgen fueron arrojadas al mar y aparecieron en las costas norteñas españolas. Otros dicen, y esta parece la opinión más lógica, que debió pertenecer a algún barco que se le cayó al mar. Sea como fuere, la pequeña estatuilla, de unos 50 ctm., apareció en la playa de ARBOCES y es una tosca talla de madera, aunque interesante y artística escultura, según los entendidos, que parece representar caridad para con los desvalidos (aunque esto no es muy explícito) al tener amparados bajo su manto a unos niños que la miran suplicantes. De ahí, seguramente, pudo surgir la advocación de Nuestra Señora de la Caridad. Pero la historia no acaba aquí. Cuando la imagen fue encontrada, algunos decían que aquella zona de la playa pertenecía a Castello, y por tanto, a la parroquia de Miudes, lo que determinó que la imagen fuera llevada a la iglesia de esta parroquia, pero a los pocos días volvía aparecer en ARBOCES, repitiéndose este traslado durante algún tiempo, hasta que, al fin, se hizo con ella ARBOCES, por pertenecer a este pueblo el lugar de la aparición, denominándose, desde entonces, la Virgen de la Caridad, siendo expuesta en una hornacina en la iglesia parroquial como Patrona de ARBOCES, donde se le hacía una fiesta, con gran asistencia de romeros, el día 31 de agosto de cada año, según ya hemos referido, (algunos años, cuando había mucha seca en el mes de agosto, los vecinos llevaban la imagen en procesión hasta la fuente donde apareció, para que lloviera y espigara el maíz, pues se decía que lloviendo por la fiesta de la Caridad –31 de agosto- se salvaba la cosecha), donde permaneció hasta que, a raíd de estos acontecimientos, se construyó en la iglesia una capilla y retablo, en el que se colocó otra imagen, mucho más “elegante”, con la misma advocación, donada por Dña Pacita Fernández López, de Lomba, (hay quien opina que la donó el capitán de la Marina Mercante, D. Leopoldo Santamarina, ¿...?) imagen que nada tenía que ver con la aparecida, a la que se le dedicó la solemne romería, como Patrona de ARBOCES, en la misma fecha que se venía haciendo; marginando, por así decirlo, la efigie aparecida, apartada en el templo en su pequeña hornacina. El retablo con la nueva imagen se conserva muy bien en el nuevo templo de La Caridad. No obstante, no acabaron aquí las peripecias de la interesante talla: al quedar instalada la capilla y el retablo con la nueva imagen, la pequeña santa aparecida fue sacada de la hornacina, donde estuvo olvidada varios años, y llevada para la capilla del pequeño, abandonado y antiguo cementerio parroquial que había donde hoy está el nuevo edificio del Ayuntamiento. Posteriormente, cuando el techo de la capilla de este cementerio se vino abajo, la imagen fue recogida de entre los escombros, seguramente también por “caridad” y compasión, por la misma Dña. Pacita, quien la depositó en el desván de su casa, donde permaneció oculta y olvidada otro montón de tiempo, hasta que al ser reparado el techo, de la referida vivienda, por un albañil vecino de Arboces, éste la vio por casualidad, y, al reconocerla, la recogió, la limpió y la pintó más o menos como lo había hecho el artista que la talló, teniéndola actualmente guardada en su casa como patrimonio y patrona del pueblo de ARBOCES. Ante esta historia popular y vecinal muy sostenida en ARBOCES, y tan peregrina y de poca atención a la aparecida imagen, ya que fue suplantada por otra y abandonada a su suerte, tanto, que ni se le dedicó una capilla, ni un retablo; ni tan siquiera se la acomodó en la capilla que había en Arboces dedicada a San Ramón Nonato, cuya fiesta, casualmente, se celebra en el calendario el mismo día 31 de agosto, por todo ello, no se entiende muy bien que la advocación y devoción a esta imagen llegase a cambiar el nombre de la parroquia y villa de San Miguel de Mohices, por el de La Caridad, máxime, como se ha dicho ya, cuando todavía, hasta el año 1966, la iglesia continuaba usando el nombre parroquial de San Miguel de Mohices. Por otra parte, San Miguel sigue siendo, como siempre, el Patrono de la villa, y la Virgen de la Caridad nunca fue Patrona más que de ARBOCES, aunque ahora se la quiera hacer Copatrona de La Caridad a la nueva imagen, idea muy acertada ante el abandono de la verdadera (al fin y al cabo las dos representan a la misma Virgen), so pena de que esta bella historia tradicional se perdiese en el olvido de los tiempos.

Una vez expuestos estos razonamientos, más o menos históricos, populares o de suposición tradicional, el que esto escribe, quisiera hacer un poco de “abogado del diablo” basando mis opiniones en algunos argumentos de bastante consistencia informativa, que parecen contrastar, en varios puntos, sobre la trascripción del documento de los autores anteriormente citados, sobre la investigación del topónimo de La Caridad, con el fin, no de contradecir nada ni mucho menos asegurar conclusiones definitivas, para las que no tengo, lógicamente, conocimientos comprobados, sino más bien tratar de aportar alguna luz o idea que pueda, en cualquier caso, dar más solidez a la toponimia de la villa de La Caridad.

En primer lugar la imagen no apareció en CASTELLO, sino junto a una fuente en ARBOCES (esta fuente permanece en el lugar), pueblo que no se nombra en absoluto en ninguno de los escritos que he tenido a bien exponer; tampoco tenía ninguna advocación, ésta parece que le fue asignada por las apariencias caritativas de la escultura, que, como digo, no están muy definidas y hay muchas imágenes amparando niños que no tienen tal advocación. Como también se puede comprobar, no es una bella imagen y poco parecida a como siempre se suele representar a la Virgen María, aunque la corona sí es de plata y parece que para los entendidos es una interesante escultura de valor a considerar. Sin embargo, la imagen en cuestión no encontró cobijo en ARBOCES, a pesar, y vuelvo a citar, de haber en este pueblo una capilla, y fue encerrada en una hornacina en la iglesia de San Miguel de Mohices; pero también es cierto, y esto es curioso, que fue nombrada Patrona del pueblo de ARBOCES, pero nunca de Mohices, tanto que allí se celebraba la romería con una gran verbena y banquetes con muchos invitados en el pueblo de ARBOCES, no en Mohices. Nadie recuerda que la fiesta de esta imagen tuviera nada que ver con Mohices, como no fuera el acto religioso en la iglesia, ya que no había otro lugar; aunque, posteriormente, la fiesta se celebró en La Caridad durante algún tiempo, excepto la verbena que era en ARBOCES, para, más tarde, volver hacerse todo en ARBOCES, menos la función religiosa. Pero también hay que tener en cuenta que la imagen venerada no era la aparecida, sino la que hoy permanece en el retablo barroco de la nueva iglesia parroquial del que hablan, en sus escritos, los autores citados; pero sí usaban la aparecida efigie como “reclamo” popular para recaudar fondos por el pueblo, no para hacerle la fiesta a “ELLA”, sino a la que estaba y está en la capilla y retablo de La Caridad. Por otra parte, si bien la imagen aparecida fue llevada a la iglesia parroquial de San Miguel de Mohices, por no haber “POSADA” para ella en ARBOCES, y colocada en una hornacina, - da la impresión de que nunca tuvo el honor de una capilla ni subir a un altar-, la artística escultura sufre, mucho tiempo después, un verdadero viacrucis de abandono. Para explicarlo prestemos atención a la historia real, testificada por los vecinos: aparece la imagen, pasa un montón de veces de ARBOCES a Miudes y de Miudes a ARBOCES, se la deposita en una hornacina en la iglesia de San Miguel de Mohices, se construye urgentemente, sin permiso obispal y con riesgo de sanción, una capilla y retablo en la referida iglesia, que no será para la pequeñina estatuilla aparecida, ya que tampoco se adaptaba el estilo del retablo, sino para otra que hoy se puede contemplar en el nuevo templo de La Caridad, permaneciendo la aparecida efigie marginada en su modesto lugar hasta que fue inaugurada y bendecida la capilla y retablo con la nueva imagen, siendo entonces “LA APARECIDA” asilada en la capilla del pequeño y antiguo cementerio parroquial que estaba completamente abandonado, donde hoy está el edificio del Ayuntamiento, permaneciendo allí entre toda clase de maleza y nichos ruinosos, hasta que se derrumbó el techo de la mencionada ermita, siendo recogida de entre los escombros, como se dijo, por una compasiva señora, llevándola, seguramente por “CARIDAD”, para su casa, donde, al reparar dicho inmueble, el mencionado albañil de Arboces, la reconoció y la llevó, a su vez, para su vivienda, donde la tiene debidamente cuidada como patrimonio de los vecinos de ARBOCES, a quien pertenece, y esperando que algún día se la pueda entronizar como se merece y volver a celebrarle una fiesta como la Virgen de la Caridad, Patrona de ARBOCES como lo había sido siempre. Por tanto, sí es cierto que existe en la iglesia de La Caridad un retablo con una imagen de la Virgen llamada de la Caridad, a la que se le celebra una misa, por eso de la tradición, el 31 de agosto de cada año, pero todo este artístico monumento barroco nada tiene que ver, ni la propia imagen, con la aparecida en ARBOCES. Todo parece indicar que la talla aparecida, si bien aquellas gentes de entonces lo consideraron como un milagro (hoy no hubiera tenido mucha importancia tal aparición), en cambio no pareció agradarles su fisonomía ni supieron valorar muy bien la escultura en sí, al compararla con otras imágenes representativas de la Virgen María. Pero si esta aparición, como parece asegurarse, llegó a ser tan importante como para llegar a cambiar, poco a poco, el nombre de la villa de Mohices, ¿por qué siendo la gente tan religiosa en aquellos tiempos no entronizaron la imagen en ARBOCES donde había aparecido, máxime habiendo una capilla en el pueblo, y no cambió el nombre de ARBOCES en vez del de Mohices? ¿Por qué en la iglesia de Mohices se hizo una costosa capilla con retablo para otra imagen, suplantando la pequeña talla aparecida? ¿Por qué, no conformes con todo esto, fueron marginando la referida talla en el propio templo, hasta el punto de “ASILARLA” en un cementerio abandonado, de donde se salvó por casualidad al pasar al desván de una casa, teniendo la suerte, también por casualidad, de ser recogida por una persona conocedora de la referida talla? ¿Cómo puede ser posible que con todo este peregrinaje, marginación y abandono de esta pobre imagen, pudiera cambiar el topónimo de Mohices?. Porque, si bien es cierto, que la fe mueve montañas ¿qué tipo de fe podría mover esas montañas si los vecinos de ARBOCES de aquellos tiempos no quisieron saber nada de aquella imagen, suplantándola por otra que, dígase lo que se diga, nada tiene que ver con la que “el cielo les enviaba”?. Por todo lo expuesto no coinciden muy bien los argumentos alegados en este asunto, ni las formas de actuar de los vecinos entendidos y no entendidos, cuyo sentido religioso de aquellos tiempos debía ser bastante fervoroso, pero mal entendido, como para que esta aparición fuera el causante de cambiar el topónimo de Mohices, cuando, además, nada tenía que ver con Mohices, sino que era Patrona de ARBOCES. Todo esto, a mi entender, ofrece muchas dudas y parece indicar que el nombre de La Caridad lo fue adquiriendo paulatinamente (esta puede ser la razón de la lentitud de la adopción del nombre de La Caridad) simplemente por la caridad practicada para con los peregrinos que iban a Santiago; aunque esto tampoco ofrece muchas garantías de veracidad. Lo que sí es cierto y muy significativo, es que esta imagen, a pesar del abandono y de las contradicciones sufridas, la pobre parece empeñada en quedarse en ARBOCES, a pesar de ser “expulsada” de los recintos sagrados, refugiándose en una casa muy cerca del lugar y de la fuente donde se les apareció a los vecinos de ARBOCES que le denegaron una POSADA y, para más desprecio, fue usada siempre, repito, como “reclamo” de fondos para una fiesta que muy pronto acabó no siendo en su honor.
Esta es la opinión popular, un tanto apócrifa e insinuante, en muchos puntos confirmada, sobre este polémico asunto del que, siempre que se escribe o se habla de él, surgen argumentos contradictorios que plantean bastantes dudas sobre la veracidad del topónimo de La Caridad. Pero, si en realidad la pequeñina imagen aparecida fue la causante del topónimo de la villa de La Caridad, “aunque no sea dogma de fe”, debiera ser entronizada en la iglesia parroquial como alegoría del nombre de La Caridad y Patrona de la villa, aunque para ello sería preciso asegurarse de que ciertamente “ELLA” fue la causante de la toponimia en cuestión. Pero lo verdaderamente polémico es que, después de los desprecios sufridos y su peregrinaje, la imagen parece insistir en permanecer en ARBOCES, dando la sensación de esperar un desagravio. De cualquier forma es merecedora de un lugar digno y público por el hecho de su aparición, su polémica tradición y el insinuante empeño de quedarse en el pueblo de ARBOCES, donde se hizo aparecer.
Foto de la imagen aparecida

1 comentario:

  1. Observo que en mi blog no aparece la opción nueva entrada, por lo que me impide agregar nuevos escritos al blog y corregir, puesto que tampoco aparece la opción para hacerlo.

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