DATOS CURIOSOS Y COMPARATIVOS
SOBRE EL SALTO DE GRANDAS DE SALIME
SOBRE EL SALTO DE GRANDAS DE SALIME
Por Vicente Pérez Suárez
Estos datos que me propongo publicar, han sido extractados del libro “Guía descriptiva del salto de Salime”, publicado en el año 1954; libro que llegó a mí revolviendo en un desván. Figura como autor un tal L. Lorenzo Pérez. Los numerosos dibujos y gráficos son obra de los Srs. Carlos Álvarez y Victor A. González. Autores de las fotografías: H. Gómez (Oviedo), J. Pando (Madrid), J. Eusebio Muñón (de Salime) y S. Quéipo (de Grandas). La impresión es obra de Heredera de Ramiro P. del Río, S. R. C. (de Luarca). Se desconocen todas estas personas, excepto la imprenta. Al principio, el libro tiene la siguiente dedicatoria: “Dedicación y Recuerdo” -que transcribimos-: A D. Pedro Hernández Vaquero; a D. Arturo Díaz del Corral; a todos los que como ellos pusieron sus afanes y trabajo en la consecución de esta colosal Obra Hidroeléctrica, y por designio de Dios, no fueron llamados a verla en su fase final de realización”.
El libro consta de 55 páginas, donde se da a conocer toda la historia de este segundo embalse (el primero fue el de Doiras) sobre el río Navia; una historia muy detallada, clara y concisa de esta enorme obra, de la que sólo vamos a dar los datos más importantes y comparativos para hacerse una idea de lo que fue en su día la construcción de este salto de Grandas de Salime, cuyos materiales de hormigonado fueron transportados desde el muelle de la Ría de Navia (El Espín de Coaña), en el famoso teleférico (todavía se pueden ver algunos de los 320 apoyos) con un recorrido de 37 km.. El cemento se fabricaba a pie de obra, por economía y al mejor fraguado del hormigón, cuyos materiales –clinker, yeso y demás- para su producción se recibían por vía marítima. (Clinker –voz inglesa que significa clinca- es una masa de cemento que se obtiene por cocción de cal combinada con sílice, alúmina y óxidos de hierro y magnesio y luego se pulveriza para su empleo. Esta nota es mía). Este teleférico fue el mayor construido en España, y el más importante de Europa en su modalidad, en aquellos tiempos. Pero ya hablaremos de esto más adelante.
Como decíamos, este embalse de Grandas está construido sobre el río Navia; río con una cuenca de 2.654 km2, que tiene su origen en la sierra de Ancares, de la cordillera Cantábrica, en la divisoria de las provincias de León y Lugo. Nace en Piedrahita del Cebrero, siguiendo dirección sur-norte; discurre por un cauce angosto, limitado por altas laderas en forma de V. A los 35 km. y en su margen derecha, se encuentra el pueblo de Navia de Suarna, internándose en Asturias por el concejo de Ibias, A los pocos kms. forma línea divisoria entre Asturias y Lugo, recibiendo por su margen izquierda, la afluencia del río Suarna, (a unos 200 m. aguas debajo de esta confluencia, tiene proyectado Saltos del Navia en Comunidad el futuro Salto de Suarna). Pasa nuevamente a internarse en la provincia de Lugo por el concejo de Nogueira, recibiendo por su margen derecha, el más importante de sus afluentes, el río Ibias, que nace en Navaliego, sierra de Degaña; continúa por tierras de Galicia y vuelve a delimitar las provincias de Lugo y Asturias, hasta entrar definitivamente en nuestra provincia; recibiendo por su margen derecha y procedentes de la serranía del Puerto del Palo, las torrenciales aguas del río.
A los 22 kms. aguas abajo del Salto de Salime, está emplazado el Salto de Doiras, propiedad de Electra de Viesgo S.A. -entonces- y a la altura del pueblo de Vivedro, se encuentra un pequeño aprovechamiento hidroeléctrico, que era propiedad de Esva S. A., llamado a ser absorbido, al construirse el proyectado Salto de Arbón –hoy ya construido- , continuando su curso hasta desembocar, a los 120 kms. de su nacimiento, por la hermosa Ría de Navia, en el mar Cantábrico. El agua que pasa por este río a su paso por Salime, es del orden de 1.500 a 2.000 millones de m3 cúbicos por año.
A finales del año 1945, las dos importantes empresas, Hidroeléctrica del Cantábrico S.A. y Electra de Viesgo S.A., ambas dedicadas a la producción de energía eléctrica, acordaron, en régimen de comunidad de bienes, y con la denominación de Saltos del Navia en Comunidad, proceder a la construcción de este gran Salto de Agua, llamado Salto de Salime. El proyecto definitivo de Presa y Central, fue encomendado a la Oficina de Estudios Eléctricos, del banco Urquijo, de Madrid. La planimetría de la zona de embalse, fue llevada a cabo, por el Instituto Geográfico, Estadístico y Catastral, por procedimiento fotogramétrico. El reconocimiento del terreno, y los estudios geológicos fueron realizados por el Servicio de Sondeos Nacionales del ministerio de Obras Públicas. Y los sondeos en los emplazamientos de Presa, Antaguía y Contrataguía, estuvieron a cargo de Cimentaciones Especiales S.A. “Procedimientos Rodio”. En marzo de 1946 dieron comienzo los trabajos de acceso al emplazamiento de la obra, construyéndose para ello un total de 5 kms. de caminos; 2 planos inclinados con una longitud de 554 m. y 35 kms. de excelentes carreteras, quedando la zona de Obra perfectamente comunicada para todo tipo de transporte, incluido el más pesado. Para disponer en Obra de la energía eléctrica necesaria para las distintas instalaciones, se hizo un tendido de conducción desde la Central de Doiras a Obra; tendido de 30.000 V. y un recorrido de 22 kms. y se instalaron 45 pequeños transformadores, situados en los puntos estratégicos de Obra. Esta energía movía 550 motores con una potencia superior a 7.500 HP. en conjunto, siendo el consumo diario de 45 a 50 mil kw. por término medio. También fue necesario la comunicación telefónica, construyéndose para ello una línea que unía la Obra con la Central de Doiras, para que por medio de la línea particular de Electra de Viesgo, y su estación de Radio emisora-receptora, se pudiese comunicar la Obra con sus oficinas centrales en Oviedo. Más tarde se llevó a cabo el tendido de una línea desde Obra, al centro telefónico de Navia, en conexión con Boal, de cuyo centro secundario, tenía el núm. 1 de teléfono Saltos del Navia en Comunidad, quedando así Salime enlazado telefónicamente con el resto de España. Para el servicio interior había instaladas dos centralitas de 20 extensiones y otras cuatro de 5, siendo 2 de ellas automáticas, dando servicio a 60 aparatos.
Para el transporte, en principio se había pensado en un grupo de 100 camiones de 10 Tm. Para el total transporte de materiales y máquinas, desde el puerto de Navia a Grandas, pero dadas las dificultades para la importación de este gran núm. de vehículos y el deficiente trazado de la carretera Navia-Grandas, para absorber sin interrupciones este continuo rodar de 100 vehículos en un interminable convoy, se desechó este sistema, reemplazándolo por el mucho más ventajoso de un teleférico (del que hablamos más arriba) ; dejando el transporte por carretera, reducido a una pequeña “flota”, compuesta de 10 coches turismo, un ómnibus, 11 camiones ligeros de 6 Tm., 5 camiones de 10 Tm., 4 de 15 y un Diamon de 250 HP. de potencia, capaz para transportes de 60 Tm. El movimiento medio por año de transportes por carretera, realizado por estos camiones, fue de unas 40.000 Tm. de diversas mercancías, con un recorrido que se acerca a los 300.000 kms.
Como decíamos, el teleférico que se construyó, partía del muelle del puerto de Navia (en El Espín), siendo capaz de transportar de clinker (ya se explicó más arriba en qué consiste este material), yeso y otros materiales, que, por vía marítima se recibían con destino a la Obra. El estudio y proyecto de este gran teleférico, que fue el mayor de todos los hasta aquella fecha construidos en España y el más importante de Europa en su modalidad; fue recomendado a la casa italiana, especializada en estas instalaciones, Ceretti e Tanfani S.A., de Milán, en colaboración con la casa española Nueva Montaña Quijano S.A., que fue quien fabricó el teleférico, aportando cables, vagonetas, rodamientos y demás, así como personal especializado para su montaje. Este teleférico tenía 8 estaciones: de salida, de llegada y 6 intermedias, 4 de ellas motrices. La estación de carga y salida estaba situada en el puerto de Navia, con muelles de atraque para barcos de 150 Tm., dos grúas con pala de descargue para 90 y 30 Tm. hora, cintas elevadoras, silos con capacidad para 3.500 Tm. de clinker y tolvas con dispositivo de cargue de vagonetas por gravedad. En la mitad del recorrido estaba situada la estación intermedia, dotada de silos y tolvas, con capacidad para 2.000 Tm., que permitía independizar los dos tramos, evitando así, en caso de avería de uno de ellos, que se interrumpiera el suministro de clinker a la fábrica de cemento. La estación de llegada a Obra, con sus tolvas y canaletas, permitía la distribución del clinker a los distintos silos que alimentan los molinos. Como decíamos, el teleférico tenía 320 apoyos, un recorrido de 37 kms. a la velocidad de 12 kms. hora. Para almacenar los materiales y demás, se usó el gigantesco garaje y talleres que había proyectado para los 100 camiones y otras máquinas que se pensaba usar antes de idear el teleférico, por lo que quedó resuelto el problema. También hubo que proceder a la desviación del lecho del río por medio de un cauce artificial y túneles, para realizar la gigantesca obra, quedando todo después de terminada la obra, sumergida en el embalse toda la obra de desvío.
Dos fueron las causas para la fabricación del cemento necesario para fabricar el hormigón a pie de obra: una de orden económico y otra de orden técnico. La causa de orden económico, estaba fundada en la ventaja que representaba el prescindir de los envases, ya fueran de yute ( fibra textil que se extrae de una planta y que sirve para la fabricación de una tela, llamada también yute, que se emplea para hacer bolsas, en este caso para cemento. Esta nota es mía) o papel, y el evitar las mermas lógicas y naturales, producidas en el transporte desde fabrica a obra, al ser sometidos los sacos a una serie de operaciones de carga, descarga y estiba, que causan una merma mínima del 4 %; que en el volumen total del cemento a emplear, representaba una elevada cantidad. En el orden técnico, se aconsejaba la fabricación del cemento al pie de obra, por permitir regular a voluntad el tiempo de fraguado, pues se amoldaría éste, unas veces a las exigencias impuestas por el ambiente, y otras por las características especiales de los hormigones a emplear en determinadas zonas de los paramentos; permitiendo además, el riguroso control físico-químico del cemento producido, dando la posibilidad al mismo tiempo de adicionar alguna otra materia como escoria de los altos hornos, cosa ya aquí realizada, y una mayor homogeneidad de sus propiedades, tales como, tiempo de fraguado, finura, resistencia, etc. que el cemento ensacado, pues aún saliendo de fábrica como producto perfectamente uniforme, pueden modificarse algunas de sus propiedades, debido al tiempo que forzosamente tiene que estar expuesto a condiciones atmosféricas diversas, lo que provoca en algunos casos, variaciones en sus características iniciales de fabricación. Luego se instalaron secaderos de clinker, molinos, silos y bomba Fuller (creo que del arquitecto americano Richard Buckminster Fuller) para expeler el cemento a los silos. Desde la estación de llegada del teleférico a obra, se vierte el clinker húmedo, en silos, de donde sale por medio de una cinta de láminas, hasta el secadero, donde es privado de agua. Un elevador de cangilones lo recogía a la salida del secadero, y lo elevaba hasta la planta de cintas transportadoras que lo distribuía en los silos de clinker seco; de estos silos, pasaba, después de adicionarle una pequeña cantidad de yeso natural, a los molinos. El producto de la molienda salía convertido en cemento, y era conducido por un elicoide, a unos pequeños depósitos, de donde la bomba Fuller, por medio de aire comprimido, lo impulsaba a los silos de cemento. Los molinos y secaderos fueron instalados por la casa Danesa Smidth, y las bombas Fuller, por la Sociedad Española Constantín S.L. de San Sebastián .
Para la obtención de los áridos empleados en la fabricación de hormigón, fue preciso buscar y poner en explotación una cantera, capaz de facilitar el enorme volumen de piedra que había de necesitarse. Después de diversos estudios, se decidió por un macizo rocoso situado al N.O. de la obra a una altitud de 220 m. sobre el nivel del río, y distante unos 700 m. del emplazamiento de la instalación de trituración. Para todo ello se emplearon máquinas de sondas, martillos perforadores, máquinas de carga y transporte en vagones con vuelcos automáticos, que circulaban por una vía doble de 700 m. de longitud. También se instalaron un laboratorio químico y otro de hormigones, todo para la correcta calidad y dosificación de los áridos y cemento, tomando muestras diariamente en los mismos bloques, así como ensayos de permeabilidad, retracción, temperatura de fraguado, etc.. Toda esta maquinaria fue suministrada por la casa española I.C.O.N. “Investigaciones de la Construcción S.A.” especializada en este tipo de instalaciones. Todo con una completa garantía de los materiales para llevar a efecto esta colosal obra.
Para llevar a efecto el embalse se afectó una zona de expropiación de 685 hectáreas, de las cuales, en su mayoría eran laderas escarpadas sin cultivar. Quedaron inundadas 1.995 fincas, con más de 3.000 parcelas, 25.360 árboles maderables, 13.800 de diversos frutales, y 14.051 pies de vid. De las 685 hectáreas inundadas, 18.098 m2. son fincas urbanas, 1.404 m2. de solares en ruina, 2.860 m2. de patios y corrales. Ocho puentes, cinco pequeñas iglesias, varias capillas y cuatro cementerios. Los poblados y caseríos que desaparecieron en la zona asturiana son: Saborín, San Feliz, Salcedo, Duade, Veiga Grande y La Quintana. En términos de la provincia de Lugo: Riodeporto, Villaugín, Barquiría, San Pedro de Ernes y Barcela. La valoración de estas zonas expropiadas, es del orden de los 17 millones de pesetas.
La altura de la presa es de 132 m. o sea, 42 m. más que la torre de la catedral de Oviedo, incluida la cruz de su remate. El muro de la presa y el edificio de la central, pesan 1.680 millones de kilos, más que todos los habitantes de España, Portugal y Andorra. Los sacos de cemento empleados solamente en presa y central, serían suficientes para cubrir el perímetro de Asturias con un parapeto de 4 sacos superpuestos, sobrando todavía los sacos necesarios para cerrar el cerco de Oviedo con otro parapeto de doble fila de 6 sacos. Para transportar el hormigón empleado en la presa y central, serían necesarios 168.000 camiones de 10 toneladas, que, colocados en convoy a la distancia exigida, ocuparían más de 5.000 km. de carretera. Con el hormigón empleado en la presa y central, habría para construir 2.800 edificios de 10 pisos de 25 x 15 m. de planta, a los que aplicando el módulo americano para alojamientos (25 m2. por persona) podrían alojar una población de 420.000 habitantes: cuatro ciudades como Oviedo de aquellos años 40. El embalse tiene una capacidad de 270 millones de m3. en un recorrido de 30 km.. Tardaría en llenarse, con arreglo al caudal medio del río a su paso por Salime, unos 65 días. La altura de la presa, como decíamos antes, es de 132 m.. Salvando el paso sobre el aliviadero mediante 4 tramos-puente de 12 m. de luz, 6 m. de calzada y 2 m. de pasillos laterales, pasa la carretera comarcal Oviedo-Lugo en su nueva variante de Berducedo-Grandas. La longitud de la presa en coronación, es de 250 m.. La excavación que fue necesaria hacer para su emplazamiento, alcanzó los 142.000 m3.. El volumen de hormigón, fue de 630.000 m3, que sumados a los de central y colchón, dan un total de 700.000 m3. Esta presa era, entonces, la de mayor volumen y altura de España y en Europa, sólo la sobrepasaba, en muy poco, la del Salto de Boort-les-Orgues, construida en el tramo superior del río Dordoña (Francia).
Estos datos que me propongo publicar, han sido extractados del libro “Guía descriptiva del salto de Salime”, publicado en el año 1954; libro que llegó a mí revolviendo en un desván. Figura como autor un tal L. Lorenzo Pérez. Los numerosos dibujos y gráficos son obra de los Srs. Carlos Álvarez y Victor A. González. Autores de las fotografías: H. Gómez (Oviedo), J. Pando (Madrid), J. Eusebio Muñón (de Salime) y S. Quéipo (de Grandas). La impresión es obra de Heredera de Ramiro P. del Río, S. R. C. (de Luarca). Se desconocen todas estas personas, excepto la imprenta. Al principio, el libro tiene la siguiente dedicatoria: “Dedicación y Recuerdo” -que transcribimos-: A D. Pedro Hernández Vaquero; a D. Arturo Díaz del Corral; a todos los que como ellos pusieron sus afanes y trabajo en la consecución de esta colosal Obra Hidroeléctrica, y por designio de Dios, no fueron llamados a verla en su fase final de realización”.
El libro consta de 55 páginas, donde se da a conocer toda la historia de este segundo embalse (el primero fue el de Doiras) sobre el río Navia; una historia muy detallada, clara y concisa de esta enorme obra, de la que sólo vamos a dar los datos más importantes y comparativos para hacerse una idea de lo que fue en su día la construcción de este salto de Grandas de Salime, cuyos materiales de hormigonado fueron transportados desde el muelle de la Ría de Navia (El Espín de Coaña), en el famoso teleférico (todavía se pueden ver algunos de los 320 apoyos) con un recorrido de 37 km.. El cemento se fabricaba a pie de obra, por economía y al mejor fraguado del hormigón, cuyos materiales –clinker, yeso y demás- para su producción se recibían por vía marítima. (Clinker –voz inglesa que significa clinca- es una masa de cemento que se obtiene por cocción de cal combinada con sílice, alúmina y óxidos de hierro y magnesio y luego se pulveriza para su empleo. Esta nota es mía). Este teleférico fue el mayor construido en España, y el más importante de Europa en su modalidad, en aquellos tiempos. Pero ya hablaremos de esto más adelante.
Como decíamos, este embalse de Grandas está construido sobre el río Navia; río con una cuenca de 2.654 km2, que tiene su origen en la sierra de Ancares, de la cordillera Cantábrica, en la divisoria de las provincias de León y Lugo. Nace en Piedrahita del Cebrero, siguiendo dirección sur-norte; discurre por un cauce angosto, limitado por altas laderas en forma de V. A los 35 km. y en su margen derecha, se encuentra el pueblo de Navia de Suarna, internándose en Asturias por el concejo de Ibias, A los pocos kms. forma línea divisoria entre Asturias y Lugo, recibiendo por su margen izquierda, la afluencia del río Suarna, (a unos 200 m. aguas debajo de esta confluencia, tiene proyectado Saltos del Navia en Comunidad el futuro Salto de Suarna). Pasa nuevamente a internarse en la provincia de Lugo por el concejo de Nogueira, recibiendo por su margen derecha, el más importante de sus afluentes, el río Ibias, que nace en Navaliego, sierra de Degaña; continúa por tierras de Galicia y vuelve a delimitar las provincias de Lugo y Asturias, hasta entrar definitivamente en nuestra provincia; recibiendo por su margen derecha y procedentes de la serranía del Puerto del Palo, las torrenciales aguas del río.
A los 22 kms. aguas abajo del Salto de Salime, está emplazado el Salto de Doiras, propiedad de Electra de Viesgo S.A. -entonces- y a la altura del pueblo de Vivedro, se encuentra un pequeño aprovechamiento hidroeléctrico, que era propiedad de Esva S. A., llamado a ser absorbido, al construirse el proyectado Salto de Arbón –hoy ya construido- , continuando su curso hasta desembocar, a los 120 kms. de su nacimiento, por la hermosa Ría de Navia, en el mar Cantábrico. El agua que pasa por este río a su paso por Salime, es del orden de 1.500 a 2.000 millones de m3 cúbicos por año.
A finales del año 1945, las dos importantes empresas, Hidroeléctrica del Cantábrico S.A. y Electra de Viesgo S.A., ambas dedicadas a la producción de energía eléctrica, acordaron, en régimen de comunidad de bienes, y con la denominación de Saltos del Navia en Comunidad, proceder a la construcción de este gran Salto de Agua, llamado Salto de Salime. El proyecto definitivo de Presa y Central, fue encomendado a la Oficina de Estudios Eléctricos, del banco Urquijo, de Madrid. La planimetría de la zona de embalse, fue llevada a cabo, por el Instituto Geográfico, Estadístico y Catastral, por procedimiento fotogramétrico. El reconocimiento del terreno, y los estudios geológicos fueron realizados por el Servicio de Sondeos Nacionales del ministerio de Obras Públicas. Y los sondeos en los emplazamientos de Presa, Antaguía y Contrataguía, estuvieron a cargo de Cimentaciones Especiales S.A. “Procedimientos Rodio”. En marzo de 1946 dieron comienzo los trabajos de acceso al emplazamiento de la obra, construyéndose para ello un total de 5 kms. de caminos; 2 planos inclinados con una longitud de 554 m. y 35 kms. de excelentes carreteras, quedando la zona de Obra perfectamente comunicada para todo tipo de transporte, incluido el más pesado. Para disponer en Obra de la energía eléctrica necesaria para las distintas instalaciones, se hizo un tendido de conducción desde la Central de Doiras a Obra; tendido de 30.000 V. y un recorrido de 22 kms. y se instalaron 45 pequeños transformadores, situados en los puntos estratégicos de Obra. Esta energía movía 550 motores con una potencia superior a 7.500 HP. en conjunto, siendo el consumo diario de 45 a 50 mil kw. por término medio. También fue necesario la comunicación telefónica, construyéndose para ello una línea que unía la Obra con la Central de Doiras, para que por medio de la línea particular de Electra de Viesgo, y su estación de Radio emisora-receptora, se pudiese comunicar la Obra con sus oficinas centrales en Oviedo. Más tarde se llevó a cabo el tendido de una línea desde Obra, al centro telefónico de Navia, en conexión con Boal, de cuyo centro secundario, tenía el núm. 1 de teléfono Saltos del Navia en Comunidad, quedando así Salime enlazado telefónicamente con el resto de España. Para el servicio interior había instaladas dos centralitas de 20 extensiones y otras cuatro de 5, siendo 2 de ellas automáticas, dando servicio a 60 aparatos.
Para el transporte, en principio se había pensado en un grupo de 100 camiones de 10 Tm. Para el total transporte de materiales y máquinas, desde el puerto de Navia a Grandas, pero dadas las dificultades para la importación de este gran núm. de vehículos y el deficiente trazado de la carretera Navia-Grandas, para absorber sin interrupciones este continuo rodar de 100 vehículos en un interminable convoy, se desechó este sistema, reemplazándolo por el mucho más ventajoso de un teleférico (del que hablamos más arriba) ; dejando el transporte por carretera, reducido a una pequeña “flota”, compuesta de 10 coches turismo, un ómnibus, 11 camiones ligeros de 6 Tm., 5 camiones de 10 Tm., 4 de 15 y un Diamon de 250 HP. de potencia, capaz para transportes de 60 Tm. El movimiento medio por año de transportes por carretera, realizado por estos camiones, fue de unas 40.000 Tm. de diversas mercancías, con un recorrido que se acerca a los 300.000 kms.
Como decíamos, el teleférico que se construyó, partía del muelle del puerto de Navia (en El Espín), siendo capaz de transportar de clinker (ya se explicó más arriba en qué consiste este material), yeso y otros materiales, que, por vía marítima se recibían con destino a la Obra. El estudio y proyecto de este gran teleférico, que fue el mayor de todos los hasta aquella fecha construidos en España y el más importante de Europa en su modalidad; fue recomendado a la casa italiana, especializada en estas instalaciones, Ceretti e Tanfani S.A., de Milán, en colaboración con la casa española Nueva Montaña Quijano S.A., que fue quien fabricó el teleférico, aportando cables, vagonetas, rodamientos y demás, así como personal especializado para su montaje. Este teleférico tenía 8 estaciones: de salida, de llegada y 6 intermedias, 4 de ellas motrices. La estación de carga y salida estaba situada en el puerto de Navia, con muelles de atraque para barcos de 150 Tm., dos grúas con pala de descargue para 90 y 30 Tm. hora, cintas elevadoras, silos con capacidad para 3.500 Tm. de clinker y tolvas con dispositivo de cargue de vagonetas por gravedad. En la mitad del recorrido estaba situada la estación intermedia, dotada de silos y tolvas, con capacidad para 2.000 Tm., que permitía independizar los dos tramos, evitando así, en caso de avería de uno de ellos, que se interrumpiera el suministro de clinker a la fábrica de cemento. La estación de llegada a Obra, con sus tolvas y canaletas, permitía la distribución del clinker a los distintos silos que alimentan los molinos. Como decíamos, el teleférico tenía 320 apoyos, un recorrido de 37 kms. a la velocidad de 12 kms. hora. Para almacenar los materiales y demás, se usó el gigantesco garaje y talleres que había proyectado para los 100 camiones y otras máquinas que se pensaba usar antes de idear el teleférico, por lo que quedó resuelto el problema. También hubo que proceder a la desviación del lecho del río por medio de un cauce artificial y túneles, para realizar la gigantesca obra, quedando todo después de terminada la obra, sumergida en el embalse toda la obra de desvío.
Dos fueron las causas para la fabricación del cemento necesario para fabricar el hormigón a pie de obra: una de orden económico y otra de orden técnico. La causa de orden económico, estaba fundada en la ventaja que representaba el prescindir de los envases, ya fueran de yute ( fibra textil que se extrae de una planta y que sirve para la fabricación de una tela, llamada también yute, que se emplea para hacer bolsas, en este caso para cemento. Esta nota es mía) o papel, y el evitar las mermas lógicas y naturales, producidas en el transporte desde fabrica a obra, al ser sometidos los sacos a una serie de operaciones de carga, descarga y estiba, que causan una merma mínima del 4 %; que en el volumen total del cemento a emplear, representaba una elevada cantidad. En el orden técnico, se aconsejaba la fabricación del cemento al pie de obra, por permitir regular a voluntad el tiempo de fraguado, pues se amoldaría éste, unas veces a las exigencias impuestas por el ambiente, y otras por las características especiales de los hormigones a emplear en determinadas zonas de los paramentos; permitiendo además, el riguroso control físico-químico del cemento producido, dando la posibilidad al mismo tiempo de adicionar alguna otra materia como escoria de los altos hornos, cosa ya aquí realizada, y una mayor homogeneidad de sus propiedades, tales como, tiempo de fraguado, finura, resistencia, etc. que el cemento ensacado, pues aún saliendo de fábrica como producto perfectamente uniforme, pueden modificarse algunas de sus propiedades, debido al tiempo que forzosamente tiene que estar expuesto a condiciones atmosféricas diversas, lo que provoca en algunos casos, variaciones en sus características iniciales de fabricación. Luego se instalaron secaderos de clinker, molinos, silos y bomba Fuller (creo que del arquitecto americano Richard Buckminster Fuller) para expeler el cemento a los silos. Desde la estación de llegada del teleférico a obra, se vierte el clinker húmedo, en silos, de donde sale por medio de una cinta de láminas, hasta el secadero, donde es privado de agua. Un elevador de cangilones lo recogía a la salida del secadero, y lo elevaba hasta la planta de cintas transportadoras que lo distribuía en los silos de clinker seco; de estos silos, pasaba, después de adicionarle una pequeña cantidad de yeso natural, a los molinos. El producto de la molienda salía convertido en cemento, y era conducido por un elicoide, a unos pequeños depósitos, de donde la bomba Fuller, por medio de aire comprimido, lo impulsaba a los silos de cemento. Los molinos y secaderos fueron instalados por la casa Danesa Smidth, y las bombas Fuller, por la Sociedad Española Constantín S.L. de San Sebastián .
Para la obtención de los áridos empleados en la fabricación de hormigón, fue preciso buscar y poner en explotación una cantera, capaz de facilitar el enorme volumen de piedra que había de necesitarse. Después de diversos estudios, se decidió por un macizo rocoso situado al N.O. de la obra a una altitud de 220 m. sobre el nivel del río, y distante unos 700 m. del emplazamiento de la instalación de trituración. Para todo ello se emplearon máquinas de sondas, martillos perforadores, máquinas de carga y transporte en vagones con vuelcos automáticos, que circulaban por una vía doble de 700 m. de longitud. También se instalaron un laboratorio químico y otro de hormigones, todo para la correcta calidad y dosificación de los áridos y cemento, tomando muestras diariamente en los mismos bloques, así como ensayos de permeabilidad, retracción, temperatura de fraguado, etc.. Toda esta maquinaria fue suministrada por la casa española I.C.O.N. “Investigaciones de la Construcción S.A.” especializada en este tipo de instalaciones. Todo con una completa garantía de los materiales para llevar a efecto esta colosal obra.
Para llevar a efecto el embalse se afectó una zona de expropiación de 685 hectáreas, de las cuales, en su mayoría eran laderas escarpadas sin cultivar. Quedaron inundadas 1.995 fincas, con más de 3.000 parcelas, 25.360 árboles maderables, 13.800 de diversos frutales, y 14.051 pies de vid. De las 685 hectáreas inundadas, 18.098 m2. son fincas urbanas, 1.404 m2. de solares en ruina, 2.860 m2. de patios y corrales. Ocho puentes, cinco pequeñas iglesias, varias capillas y cuatro cementerios. Los poblados y caseríos que desaparecieron en la zona asturiana son: Saborín, San Feliz, Salcedo, Duade, Veiga Grande y La Quintana. En términos de la provincia de Lugo: Riodeporto, Villaugín, Barquiría, San Pedro de Ernes y Barcela. La valoración de estas zonas expropiadas, es del orden de los 17 millones de pesetas.
La altura de la presa es de 132 m. o sea, 42 m. más que la torre de la catedral de Oviedo, incluida la cruz de su remate. El muro de la presa y el edificio de la central, pesan 1.680 millones de kilos, más que todos los habitantes de España, Portugal y Andorra. Los sacos de cemento empleados solamente en presa y central, serían suficientes para cubrir el perímetro de Asturias con un parapeto de 4 sacos superpuestos, sobrando todavía los sacos necesarios para cerrar el cerco de Oviedo con otro parapeto de doble fila de 6 sacos. Para transportar el hormigón empleado en la presa y central, serían necesarios 168.000 camiones de 10 toneladas, que, colocados en convoy a la distancia exigida, ocuparían más de 5.000 km. de carretera. Con el hormigón empleado en la presa y central, habría para construir 2.800 edificios de 10 pisos de 25 x 15 m. de planta, a los que aplicando el módulo americano para alojamientos (25 m2. por persona) podrían alojar una población de 420.000 habitantes: cuatro ciudades como Oviedo de aquellos años 40. El embalse tiene una capacidad de 270 millones de m3. en un recorrido de 30 km.. Tardaría en llenarse, con arreglo al caudal medio del río a su paso por Salime, unos 65 días. La altura de la presa, como decíamos antes, es de 132 m.. Salvando el paso sobre el aliviadero mediante 4 tramos-puente de 12 m. de luz, 6 m. de calzada y 2 m. de pasillos laterales, pasa la carretera comarcal Oviedo-Lugo en su nueva variante de Berducedo-Grandas. La longitud de la presa en coronación, es de 250 m.. La excavación que fue necesaria hacer para su emplazamiento, alcanzó los 142.000 m3.. El volumen de hormigón, fue de 630.000 m3, que sumados a los de central y colchón, dan un total de 700.000 m3. Esta presa era, entonces, la de mayor volumen y altura de España y en Europa, sólo la sobrepasaba, en muy poco, la del Salto de Boort-les-Orgues, construida en el tramo superior del río Dordoña (Francia).
Tanto las turbinas, como el resto del material eléctrico, ha sido diseñado y construido por la casa inglesa, English Electric &. La central consta de 4 turbinas de reacción tipo “Francis”, que trabajan con una columna de agua de 112 m. de altura, con un caudal por turbina de 303 por segundo. La potencia de cada una de las turbinas es de 44.000 HP. Cada una de ellas acciona un generador que produce 30.400 K.W. a un voltaje de 11.000 voltios.
En el aspecto social para con los trabajadores de la obra, es digna de destacar la labor realizada por Saltos del Navia en Comunidad y la empresa contratista Agromán, S. A. Para el alojamiento de los obreros no se regatearon medios ni esfuerzos económicos, pues se hizo pensando en la dignidad, higiene y comodidad que corresponde a seres humanos, habiéndose desechado el más económico y tan socorrido sistema de los barracones de madera, en que en tiempos aún no lejanos, solían vivir en lastimosas condiciones los productores de este tipo de obras, alejadas siempre de núcleos importantes de población. A este efecto se construyeron 4 poblados: Poblado de Paincega, situado en la cima de la ladera izquierda de la presa, a una altura de 597 m. sobre el nivel del mar, está enclavado en términos del concejo de Pesoz, constaba de 12 pabellones con tres viviendas familiares cada uno: Pabellón-Residencia de Empleados; Edificio de Economato y Almacenes; Panadería; Central de Transformación; Peluquería; Cantina; Cuartel; Iglesia; Ecuela de niños y escuela de niñas, y otros pequeños edificios; total, un pueblo de 200 habitantes con todos sus servicios. Poblado del Campín, situado a media ladera de la montaña de Paincega, con 6 pabellones de dos pisos, con capacidad total para 1.200 hombres, dotados de salas-dormitorios y moderna instalación de duchas y servicios higiénicos; pabellón, cocinas, comedor, salón-cine, capilla, cantina, barbería y otros edificios. Poblado de Eritaña, situado en la margen derecha del río y cerca del pie de presa, constaba de 4 pabellones de 2 pisos, con capacidad para 500 hombres, en idénticas características que el anterior. Poblado de Vistalegre, situado en la falda de la montaña, y próximo a la carretera, constaba de 4 edificios de 3 pisos, derecha e izquierda, destinados a viviendas de empleados y especialistas; capilla; salón-teatro-cine; bar y 5 edificios tipo chalet para residencia de ingenieros y altos empleados de la empresa constructora; garajes, almacenes, oficinas, escuelas mixta de primera enseñanza, y de aprendices, y, por último, el hermoso edificio oficina-residencia de la Comunidad. En Grandas, se edificó para residencia de la Dirección, un magnífico palacio; proyectado por el insigne arquitecto y laureado pintor D. Joaquín H. Vaquero, un chalet prefabricado, y fueron acondicionadas diversas viviendas, para alojamiento de los empleados de Saltos del Navia, que, en compañía de sus familiares fijaron en Grandas su domicilio. Toda esta ingente labor era preparación para dar comienzo a la obra principal.
Llegado el momento, por terminación de las obras de preparación, poblados e instalaciones, de dar comienzo a la obra principal, Saltos del Navia en Comunidad, sacó a concurso libre, la contrata para la ejecución de la obra principal. En el pliego de condiciones se hizo constar, que se tendría muy en cuenta, a los efectos de adjudicación, los elementos y medios mecánicos, de que las Casas concursantes dispusiesen. Como resultado del concurso, en el que tomaron parte las más importantes empresas españolas de construcción, fueron adjudicadas las obras a la empresa constructora Agromán S.A., que, a la vez que ofrecía un precio moderado por unidad de obra ejecutada, llenaba la precisa condición de disponer de medios mecánicos, en cuantía superior a las demás empresas que presentaron pliego de condiciones para optar a la concesión. (No se dice nada del coste o presupuesto en que fueron contratadas las obras. No se habla nada de costes).
Los pabellones, tanto familiares como colectivos, de los distintos poblados del Salto de Salime, son todos de obra de fábrica, (mampostería y ladrillo) con espacio y ventilación suficiente, dotados de alumbrado eléctrico, agua fría y caliente, duchas y servicios higiénicos, calefacción y literas cómodas y espaciosas de dos plazas superpuestas con colchonetas de viruta de corcho, sábanas y mantas. Todo se hizo considerando la condición humana de los obreros llamados a habitarlos. De las cocinas sólo diremos que se instalaron en locales limpios y espaciosos , las últimas y más modernas marmitas de aire recalentado, y que las comidas nutritivas, sanas y abundantes, fueron preparadas por personal profesional, vigilándose que los alimentos a ingerir diariamente por cada obrero no sean nunca inferiores a las 3.800 calorías, cifra esta que quedaba diariamente rebasada. Los comedores eran amplios salones bien ventilados, con varios grupos de mesas para 10 comensales, siendo servidos por camareros, con gran pulcritud y puntualidad.
En el aspecto sanitario, y como complemento a los servicios del Seguro de Enfermedad, la población obrera, estaba atendida por el médico de la obra, y el titular de la Beneficencia Municipal de Grandas de Salime, quienes en todo momento, vigilaban el estado sanitario de los distintos poblados. Las limitaciones de medicación del Régimen Oficial del Seguro, fueron suplidos por Saltos del Navia en Comunidad y la Empresa Contratista, cuando por prescripción facultativa, era necesario para el tratamiento de los enfermos, el empleo de los modernos y costosos antibióticos. Para la debida asistencia a los heridos por accidente de trabajo, se construyó un hospital de obra con más de 10 camas, quirófano, salas de desinfección y esterilización, rayos X, etc, disponiéndose de abundante y moderno material quirúrgico. En este hospital había alguna sala con 4 camas, para poder internar a aquellos enfermos que por su gravedad, requieren aislamiento y una constante vigilancia por parte del personal facultativo. La plantilla de este personal sanitario, estaba formado por: 2 médicos, 3 practicantes y 3 enfermeros. (Ignoro en qué se diferenciaban los practicantes y los enfermeros). En lo que se refiere al aspecto cultural y religioso, la Empresa Saltos del Navia en Comunidad, creó las escuelas de niños y niñas, y mixtas para párvulos, todas a cargo de competente personal docente y titulado. También se instaló una biblioteca circulante con más de 1.000 volúmenes. Se construyó una iglesia en la Paincega, una capilla en Vistalegre, y otras dos capillas provisionales, en el Camping y Eritaña. El servicio religioso, estaba a cargo de un celoso joven capellán, dedicado exclusivamente a dirigir la vida espiritual de esta población obrera. Se celebran todos los años conferencias cuaresmales, como preparación al cumplimiento pascual, y en años alternos, y a cargo de eminentes oradores sagrados de distintas órdenes, se celebraban 5 días de misiones. En lo recreativo, tampoco fue olvidado, pues dentro del recinto de la obra se instalaron dos cines, con sesiones todos los sábados y domingos, proyectándose modernas películas y documentales. Se instalaron también una bolera, juegos de rana y llave. Dos veces al año se celebran festejos populares en los poblados de la obra, con divertidos y alegres programas; fiestas a las que concurrían, en franca fraternidad con la población obrera, los vecinos de los pueblos limítrofes.
Las rutas turísticas que aquí vamos a exponer son las antiguas de cuando se construyó el embalse, por lo que en la actualidad han cambiado mucho debido a las nuevas carreteras y autovías que se construyeron desde entonces; no obstante, pueden servir para el que quiera practicar un turismo más completo, debido a que conocerá otras zonas y pueblos que no contemplará por las rutas de hoy. En los años de que hablamos 1954, dos eran las rutas que partiendo de Oviedo podía y puede seguir el viajero que quiera visitar el Salto de Grandas de Salime: Una, saliendo de Oviedo por la carretera general de La Coruña, pasando por Trubia, Grado, Cornellana, Salas y la Espina, donde continuando por la carretera general, se encuentra Trevías, Canero, Luarca y Navia. A la salida del puente de Navia, por su izquierda, se entra en la carretera que va a Boal, Doiras, Illano y Pesoz, terminando en Grandas. La segunda ruta, es como la otra hasta llegar a La Espina, donde se deja la carretera general a La Coruña, para continuar por la carretera de La Espina a Ponferrada, hasta llegar al Crucero, donde la carretera se bifurca hacia la derecha, pasando por Tineo y Gera, llegando a Pola de Allande; y por la izquierda, pasando por Radical, se encuentra a pocos kms. el puente del Infierno, donde debe seguirse la bifurcación hacia la derecha, pasando por el pueblo, se llega a Pola de Allande; desde aquí –continuando la carretera comarcal de Pravia a Lugo, entrando en la variante por Berducedo- se llega, pasando por la Coronación de Presa, a Grandas de Salime. La otra ruta es partiendo de Gijón y siguiendo la carretera de la costa, pasando por Avilés, Soto del barco y Muros del Nalón hasta llegar a Canero, donde se entra en la carretera de La Coruña, pasando por Luarca, hasta el puente de Navia, donde se tomará a la Izquierda lo mismo que se hace por la ruta de Oviedo. La ruta desde Lugo, se va por la carretera de esta ciudad Lugo-Fonsagrada, que conduce directamente a Grandas, dejando en Barneitos por la margen izquierda, la carretera de Fonsagrada-Vegadeo. Estas son las rutas de antes. Hoy han cambiado bastante.
Hasta aquí he tratado de extractar, lo mejor posible, la historia de la construcción del Salto de Grandas de Salime; historia y datos que muy pocos conocerán. Me acuerdo que cuando se estaba construyendo se decía que la mitad del cemento desaparecía llevado para otras obras ajenas al Salto, quedando esta gran obra con deficiencias de seguridad. A la vista de este informe y los muchos años transcurridos sin ningún percance, se puede constatar que nada de esto ocurría y que todo era llevado con la máxima garantía de seguridad, en todos los sentidos. No se escatimó en absoluto nada para llevar a buen término esta gran obra, lo que sí se hizo fue ahorrar, en lo posible, toda una serie de gastos, a base de mecanismos más económicos, como es el caso del teleférico, la producción de materiales a pie de obra, la instalación del personal, así como su modo de vida digna mientras duró el largo plazo de las obras.
Este resumen, o extracto, está escrito del original, habiéndose aplicado –en su mayor parte- por razones de urgencia y brevedad, la ortografía y gramática del original, por lo que, caso de ser publicado este resumen, se trataría de adecuar el texto más conciso, en lo que respecta al estilo literario y gramatical actual, puesto que, incluso la puntuación y redacción, en ocasiones carecen de rigurosidad literaria. Pero esto, como digo, se haría en caso de ser publicado. Hay que tener en cuenta que hace más de 50 años que fue escrito el libro de que hablamos.
Notas posteriores sobre este escrito: Hoy trabajan diez personas en la central, frente a las nueve mil que pasaron por las obras, durante 8 años que duraron las obras. Se calcula que los accidentes que se produjeron causaron la muerte a algo más de 300 personas.
Vaquero Turcios pintó el mural figurativo que relata todo el proceso de la obra, cuya foto ponemos. En lo que respeta a lo artístico tuvieron mucho que ver Vaquero Palacios y Vaquero Turcios, hijo y nieto del que fuera máximo responsable de Hidroeléctrica del Cantábrico, durante la construcción del salto. Joaquín Vaquero Palacios, arquitecto y pintor, proyectó la central y se encargó de la parte ornamental y decorativa. El cuadro de las ménsulas lo pintó posteriormente Vaquero Turcios conforme lo había ideado cuando se construyó el salto. No lo hizo entonces por razones políticas, hasta el año 2001.
Fotos: 1ª foto: El salto de Grandas de Salime- 2ª foto: Cuadro de mandos de los cuatro grupos, originario de los años cincuenta – 3ª foto: Las ménsulas que Vaquero pintó en el año 2001 tal como las tenía ideadas en el boceto original, y que no pudo hacer, anteriormente, por motivos políticos. 4ª foto: 4 fotos del famoso teleférico desde el muelle del Espín hasta la obra, en Grandas. 5ª foto: Mural escultórico de la fachada. 6ª foto: Mural figurativo realizado por Vaquero Turcios, situado en la sala de turbinas de la central. 7ª foto: Sofá circular rojo, proyectado por Vaquero Palacios, situado a la derecha del mural escultórico de la fachada, foto 5ª.
Hola, buenas tardes
ResponderEliminarMe ha encantado el articulo. Estoy haciendo una investigación en A Paicega y toda información es poca.
Muchas gracias por compartirla, ya que me ha sido de gran utilidad.
¿Cómo podría ponerme en contacto contigo?
Un saludo
Molt i molt interessant ! Tanti auguri !
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